¿Qué beneficios aporta el masaje?
- Disminuye el estrés del bebé, ayudándole a relajarse y ofreciéndole un sueño más profundo y de calidad.
- Favorece al sistema digestivo, y ayuda a calmar los cólicos. No es la solución definitiva, pero se sentirá mucho mejor tras el masaje.
- Ayuda a desarrollar correctamente el sistema respiratorio, equilibrando los niveles de oxígeno.
- Favorece el sistema circulatorio y muscular, debido a sus efectos calmantes.
- Le ayuda a conocer su propio cuerpo.
- Le da seguridad, aumenta los vínculos positivos, libera tensiones y favorece su autoestima.
Además, ¡quien da el masaje también se beneficia! Es una excelente forma de comunicarte con tu bebé, favorece la interacción, es relajante y crea vínculos positivos.
El masaje ideal, paso a paso
- Se puede empezar a la tercera o cuarta semana de vida.
- Elige el momento adecuado. Cuando tu bebé esté relajado y no tenga hambre ni sueño. Un buen momento es una media hora después de darle el pecho o el biberón.
- Encuentra un lugar cómodo y seguro. Es recomendable colocarlo de forma que pueda verte bien la cara. Así se sentirá más relajado y feliz.
- La habitación, las manos y el aceite o la crema deben estar a una temperatura agradable. Consigue una temperatura de 25º, con luz suave. Puedes poner música relajante.
- Ten a mano todo lo necesario. Toallas, aceite o loción corporal para bebés, pañales y ropa para cambiarlo.
- Lávate las manos con jabón y a ser posible quítate anillos y pulseras para estar los dos más cómodos.
- No lo alargues mucho o perderá parte de su efecto relajante. Cuando el bebé se muestra nervioso o por el contrario se quede dormido, da por finalizado el masaje.
- Si dispones del tiempo necesario y estás tranquila, se puede hacer todos los días, y si no, basta con una vez a la semana.
- Sigue tu instinto. Entre tu bebé y tú iréis perfeccionando los masajes según vuestras preferencias.